Un Atrevimiento por Leer Filosofía Si leer supone conocer, ¿como hay que leer filosofía? José Antonio Pérez Ramos Ausencia de perspectiva, si la expresión ha de significar algo, no es otra cosa que la explícita apropiación del punto de vista. Heidegger Suponer leer filosofía, me implica asumir una postura de que la realidad, no es una realidad netamente objetivada o embrimbada desde cualquier idea o corriente filosófica. Una postura filosófica de la realidad, no seria más que una “interpretación”; es decir, una exposición de la realidad a través del lenguaje en un constante devenir dialéctico. Sin mucha premura en la conceptualización dicha, leer filosofía supone, tomar una conciencia histórica. No solo de la historia del pensamiento mismo. Sino de la propia historia del sujeto que lee filosofía. De mi historia, esta mi historia embrimbada en el tiempo, un tiempo explicado por las circunstancias propias del espacio, y un espacio “estético” que me permite darle sentido a lo dicho y no dicho a través de un lenguaje simbólico. El lenguaje, que nos sitúa como seres encarnados dentro de una cultura. De ahí que, no es sino desde la cultura que se pueda ser leída la filosofía, y plausiblemente comprendida. Leer filosofía, es eso, ¿y qué es eso? "eso que me pasa". No lo que pasa, sino "eso que me pasa”. Eso, no es más que una experiencia dentro del mundo, mi mundo que tiene sentido por la experiencia misma con la filosofía. Mi/la experiencia supone, en primer lugar, un acontecimiento o, dicho de otro modo, el pasar de algo que no soy yo. Y "algo que no soy yo" significa también algo que no depende de mi, que no es una proyección de mi mismo, que no es el resultado de mis palabras, ni de mis ideas, ni de mis representaciones, ni de mis sentimientos, ni de mis proyectos, ni de mis intenciones, es algo que no depende ni de mi saber, ni de mi poder, ni de mi voluntad (Larrosa, 2006). Sino que depende de ese Otro, ese Otro que se me aparece para abrazar a eso mismo que per se, la experiencia me da. En este sentido desde la naturaleza propia del termino ex: fuera de, perior: que está. Abrazar eso que esta fuera de mi. No hay lectura de la filosofía sin, experiencia, por tanto, sin la aparición de un alguien, o de un algo, o de un eso, de un acontecimiento, en definitiva, que es exterior a mi, extranjero a mi, extraño a mi, que esta fuera de mi mismo, que no pertenece a mi lugar, que no esta en el lugar que yo le doy, que esta fuera de lugar. Porque leer filosofía, no propiamente la apropiación de los conceptos, ni de teorías, sino la apropiación de la experiencia misma con a la filosofía, de eso que se me aparece fuera de mi. Leer filosofía es esa experiencia con la historia, la historia del pensamiento. Leer filosofía con la apertura a esta experiencia. Una experiencia con la historia de la cultura. Una lectura de la filosofía, no que pasa ante mi, o frente a mi, sino a mi, es decir, en mi. La experiencia supone, ya lo he dicho, un acontecimiento exterior a mi. Pero el lugar de la experiencia soy yo. Es en mi (o en mis palabras, o en mis ideas, o en mis representaciones, o en mis sentimientos, o en mis proyectos, o en mis intenciones, o en mi saber, o en mi poder, o en mi voluntad) como lo dice Larrosa (2006). Nuestra experiencia mediada por esa lingüística; un – mi - lenguaje que se media entre el hecho o fenómeno y el mundo de la experiencia de la representación. Conocer supone leer, más aún, en filosofía, no supone solo ese conocer, sino una compresión de eso que desde la experiencia se me da para un acto de compresión histórica y conciencia histórica, que me conduce a la re-definición y re-significación del fenómeno, desde la autocomprensión misma de mi experiencia. Leer (re-leer) filosofía, es pues un principio de transformación, de un sujeto que es capaz de dejar que algo le pase, es decir, que algo le pase en sus palabras, en sus ideas, en sus sentimientos, en sus representaciones, etcétera. Se trata, por consiguiente, de un sujeto abierto, sensible, vulnerable, expuesto. Expuesto a la experiencia de la Filosofía.
Formación filosófica en Seminario Pontificio de la Santa Cruz, con residencia para la acreditación del Examen Universa Philosophia, por la Universidad Pontificia de México, obteniendo el grado de bachiller en filosofía con la tesina: Crítica a los intereses en el conocimiento de Jürgen Habermas. Licenciatura en Psicología y Maestría en Ciencias Educativas con Enfoque Universitario, en la Universidad Regional del Sureste. Actúalmente: Profesor de la Facultad de Psicología y Asesor Filosófico de la empresa Movimiento de Recursos y Controles Inteligentes, profesor de bachillerato del Instituto San Felipe de la Ciudad de Oaxaca. Conferencias y talleres impartidas en La Habana, Cuba y Madrid España, sobre temas relacionados con la ética y educación. Consultorio particular de apoyo psicológico, enfocado desde la Terapia de la Compasión, con fundamentos en el humanismo crítico.
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