La salud mental del empresario.
Por Neftalli Carmona González
Hace algunos años leía en algún artículo de uno de los prolíficos en el ámbito de la salud mental y de la ética, el gran Aquilino Polaino, que tan complicado resulta definir el concepto “empresario” dado el uso equívoco que se le puede atribuir, sin embargo, para no recurrir a estos usos un tanto banales y a veces convencionales dentro del argot cotidiano, resulta conveniente el citar la definición del Diccionario Enciclopédico Empresarial: se entiende por empresario al “titular de la empresa, el encargado de organizarla y dirigirla (...), la persona que organiza los factores de producción por cuenta propia (...), quien contrata los factores, los dirige en una estructura organizada y soporta el riesgo” (p. 304).
Aunque, ésta definición puede ser muy general, guarda el núcleo esencial de lo que es el “empresario”, al mismo tiempo que guarda los cuatro puntos cardinales que un servidor considera sobre el ejercicio empresarial: Organizar, Dirigir (tanto estructura material y humana – que con cierta probabildiad la más díficil de conducir), Organiza lo factores de producción, así como soportar los riesgos de los factores antes descritos.
De ello ¿Se podrá pensar al empresario como una profesión? Amen, de lo que se puede decir al respecto, habría que entenderla seriamente como una profesión, ya que atiende a un universo de variables muy heterogéneas, genera ciertas estructuras, dispone de capacidad de organización, toma decisiones, asume una importante cuota de riesgo y, a decir también de que conduce y atiende a lo más dificil: el ser humano.
Dentro de este breve esbozo sobre el repensamiento de la figura del empresario, en este primer articulo se afirmará la importancia de su “salud mental”, atendiendo a esos cuatro puntos cardinales y, a su descripción como profesión. Es decir, el perfil psicológico del empresario, al menos teóricamente, sería aquel que más de acuerdo está y que mejor satisface las peculiaridades y características a las que se ha aludido en las líneas anteriores. Sin duda alguna, repensar este perfil, nos anticipa un carácter equilibrado, ecuanime y, hasta cierto punto homeostático en sus funciones neuropsibiológicas, es decir, equilibrado en la parte neurológica, psíquica y biológica.
Es muy posible que de todo ese carácter, vaya aunado a un talante de su ser natural (es decir, lo que la naturaleza ya le ha dado a la persona) y, lo que de si pueda ir construyendose a lo largo de un proceso de crecimiento y de formación humana. Por eso, no es de extrañarse que algunas personas hayan construido grandes fuentes de trabajo, siendo fundadores de grandes empresas, no hayan egresado de las universidades más prestigiosas de negocios (aunque muy posiblemnte en estas universidades se formen a los ejecutivos de las mismas). Partiendo de esto, se hace pertinente plantearse la siguiente cuestión: ¿el empresario, nace o, se hace?
Si bien, se trata pues, de afirmar la importancia de la salud mental del empresario, se ha escuhado a veces decir que presentan muestras visibles de problemas al apretar los dientes o las manos mientras intentan conciliar el sueño reparador, los que fuman en la madrugada o los que se levantan sonámbulos y comienzan a hablar de su trabajo. Su salud mental es vital, ya que el éxito de la empresa sera un reflejo de su personalidad y comportamiento.
Muchos poseen el síndrome de "Burnout” que según Herbert Freudenberger es un padecimiento que se caracteriza por una respuesta prolongada de estrés en el trabajo. Incluye los factores estresantes emocionales e interpersonales como fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido. Los empresarios más vulnerables a este síndrome son aquellos con desempeño satisfactorio, comprometidos con su trabajo y con altas expectativas de las metas que se proponen; en el que el desgaste profesional se desarrolla como respuesta al estrés constante y sobrecarga laboral (sic).
Así pues, abordar la salud mental del empresario es relevante para dar seguridad tanto él mismo como a la seguridad de la empresa y trabajdores en general.
Fuentes de información.
- VV. AA. (1999), Diccionario Enciclopédico Empresarial, Ins- tituto Superior de Técnicas y Prácticas Bancarias, Madrid.
- Fonseca M, Sanclemente G, Hernández C, et al, Residentes, guardias y síndrome de Burnout. Revista Clínica Española. 2010; 210(5): 209-215.
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