Del humanismo radical al humanismo crítico
José Giralico
Recibido: 17-07-2006 / Aceptado: 18-09-2006
El humanismo trata sobre el proceso de realización y autorrealización del ser humano, y sobre la naturaleza de éste. Han existido a lo largo de la historia dos grandes
corriente o tradiciones humanistas:
La primera de ellas, que podríamos denominar humanismo conservador, ve al ser humano como una entidad individual y abstracta. En esta primera concepción del humanismo se ubica la postura de Hegel, quien sostiene que lo humano tiene un carácter abstracto e histórico, es idea que deviene dialécticamente en la historia, y en la tesis sexta sobre Feuerbach. Marx diluye la esencia humana no en lo abstracto sino en el conjunto de las relaciones sociales.
La segunda la denominamos humanismo radical, que ve al ser humano como un ser concreto, real e histórico. En esta segunda acepción se ubica la concepción del humanismo de Marx, Freire y Dussel, y por supuesto la nuestra, Marx estudia la condición humana partiendo del hombre real y de las condiciones económicas y sociales bajo las cuales tiene que vivir y no de sus ideas.
El ser humano es un ser social por naturaleza, su ser está vinculado a otros seres humanos y este estar con otros implica necesariamente que el hombre debe hacerse, que no hay nada predeterminado, que el hombre se hace con los otros seres humanos.
El propósito o anhelo del humanismo es asegurar lo humano del ser humano, su humanización; que no es otra cosa que la trans- formación, cambio o eliminación de todo aquello que atente y conspire contra lo humano. Es por ello que el concepto de naturaleza humana en Marx no coincide con la concepción de la filosofía.
En su lógica interna, el capitalismo impide la realización plena del ser humano cuando lo enajena, es decir, cuando el trabajo que éste realiza deja de ser la expresión física, mental y espiritual de su condición de humano y se convierte en un acto frío, mecánico, calculado, dirigido sólo al logro de un fin, el producto, la mercancía final; ser humano es degradado a una mera máquina, deja de ser lo que es, ajeno a sí mismo, como ajeno es el producto de su trabajo. En el proceso de enajenación, que es un fenómeno propio del mundo laboral capitalista, la naturaleza, los demás seres humanos, las cosas que realiza con sus manos son extraños, ajenos, separadas completamente de él, se encuentra enajenado, víctima, oprimido y excluido de un sistema que le niega su humanidad.
En los Manuscritos económico-filosóficos, Marx (1992. p.105-112) no sólo expone su concepto sobre el ser humano, al que ya hemos hecho alusión anteriormente, sino que hace referencia a la alienación o enajenación del ser humano en el trabajo y en la división del trabajo. Las características con las cuales la lógica capitalista enajena a las víctimas son las siguientes:
1.- La separación del hacedor de lo hecho: Cuanto más produce la víctima menos tiene para consumir; cuanto más valor crea la víctima, menos vale; cuanto más refinado es el producto, más vulgar y desgraciado es la víctima; cuanto más poderosa es la obra, más débil es la víctima; cuanto mayor inteligencia manifiesta su obra, más declina en inteligencia la víctima. El trabajo produce maravillas, palacios, belleza e inteligencia para los capitalistas simultánea- mente produce: privaciones y deformidad en las víctimas. Se produce una separación abismal entre el hacedor y el producto de su hacer, éste nole pertenecea él,sinoalquelocomercializa.
2.- La separación del hacedor del proceso de hacer: Del punto planteado anteriormente se desprende la siguiente interrogante, que parafraseando a Marx sería: ¿Cómo podría la víctima encontrarse en una relación enajenadaon el producto de su actividad sino se siente ya enajenado en el proceso de hacer? Partamos del hecho de que el trabajo es el medio por el cual el hombre manifiesta sus facultades físicas y mentales, pero cuando éste pierde la conciencia de si mismo se produce el extrañamiento o enajenación que a su vez convierte el acto del trabajo en algo extraño, que no es parte de su naturaleza, en consecuencia el ser humano no se realiza en el trabajo, sino que se niega a sí mismo, en este sentido, el trabajo no es creador y transformador sino que por el contrario se convierte en una carga que lo agota física y mentalmente, el trabajo se convierte pues, en una actividad ajena a él, que no le pertenece.
3.- Separación del ser humano de la naturaleza: El hombre vive de la naturaleza, ésta es en el aspecto teórico, su prolongación inorgánica y espiritual, una parte de su conciencia, su medio intelectual de vida que debe saber utilizar y vivirla. Desde el punto de vista práctico, el ser humano vive no sólo de los alimentos que le proporciona la naturaleza, sino de los objetos materiales que éste transforma para su provecho: vivienda, vestido, calefacción, medicinas, comunicaciones, etc. De esto se desprende la necesaria conservación y protección de la naturaleza (ética ecológica) ya que entre la vida física y mental del ser humano y la naturaleza existe una interdependencia, si se aliena y victimiza al hombre, éste por proyección enajena la vida de la especie y su vida, lo que se traduce en inconciencia que tiende a destruir su única fuente de sobrevivencia. Dice Marx, (1975, p.112)
El objeto del trabajo es, pues, la objetivación de la vida del hombre como especie; porque él no se reproduce ya sólo intelectualmente, como en la conciencia, sino activamente y en un sentido real, y contempla su propio reflejo en un mundo que el ha construido
El trabajo enajenado arrebata al ser humano el objeto de su producción, también le arrebata su vida como especie y transforma su ventaja sobre los animales en una desventaja, en tanto que su cuerpo inorgánico, la naturaleza, le es arrebatada.
Del humanismo radical al humanismo crítico4.- Separación del ser humano de otros seres humanos: En la afirmación anterior la víctima se enajena de su vida como especie, esto significaría que el ser humano está enajenado con los otros seres humanos. Si la separación del hacedor de lo hecho y la separación del hacedor del proceso de hacer no le pertenece al ser humano, ¿a quién pertenece entonces? La respuesta que da Marx es que pertenece a otro ser humano que no soy yo, es otro ser humano, ajeno, hostil, poderoso e independiente es el dueño de este objeto, a que ha sido degradada la víctima. Víctimas somos de alguna forma todos, víctima es un continente entero, subyugado y oprimido desde la conquista; víctima es el pueblo dependiente de los centros hegemónicos de poder; víctima es el estudiante que es sometido por el poder que ejerce sobre él el docente; víctima es el docente que no se atreve a renovar y actualizar su actuar docente como un proceso de información y no como un proceso de formación que incida en la transformación del ser humano y de la sociedad. De allí el necesario proceso de liberación, que es la liberación no sólo de las víctimas sino también y por igual del victimario, la ética de la liberación es para todos, su carácter es planetario. Todo esto nos permite afirmar la necesaria liberación del ser humano de todo aquello que lo victimiza y oprime, para que éste pueda realizar su naturaleza humana.
Estas apreciaciones sobre la naturaleza humana del adulto/adulta nos permiten comprender con mayor claridad el proceso andragógico: El término andragogía, se deriva de las voces griegas: “Andr” que significa persona adulta o no niño, y “Ago” que significa guiar o conducir; “andr y ago” significaría el adulto que es guiado o conducido; pero esta significación contradice la condición de adulto y de su libertad para educarse y auto educarse, elegir, hacer, transformar. El proceso de desarrollo de lo que hoy se denomina como andragogía, se inició en la antigua Grecia con la implantación de lo que podría denominarse como la creación de la profesión docente por los sofistas, seguido más tarde por la Academia platónica y luego por el Liceo peripatético de Aristóteles. En el medioevo, el peso del tomismo y la influencia de la iglesia, hace de la educación un proceso impositivo, quE
José Giralico
Recibido: 17-07-2006 / Aceptado: 18-09-2006
El humanismo trata sobre el proceso de realización y autorrealización del ser humano, y sobre la naturaleza de éste. Han existido a lo largo de la historia dos grandes
corriente o tradiciones humanistas:
La primera de ellas, que podríamos denominar humanismo conservador, ve al ser humano como una entidad individual y abstracta. En esta primera concepción del humanismo se ubica la postura de Hegel, quien sostiene que lo humano tiene un carácter abstracto e histórico, es idea que deviene dialécticamente en la historia, y en la tesis sexta sobre Feuerbach. Marx diluye la esencia humana no en lo abstracto sino en el conjunto de las relaciones sociales.
La segunda la denominamos humanismo radical, que ve al ser humano como un ser concreto, real e histórico. En esta segunda acepción se ubica la concepción del humanismo de Marx, Freire y Dussel, y por supuesto la nuestra, Marx estudia la condición humana partiendo del hombre real y de las condiciones económicas y sociales bajo las cuales tiene que vivir y no de sus ideas.
El ser humano es un ser social por naturaleza, su ser está vinculado a otros seres humanos y este estar con otros implica necesariamente que el hombre debe hacerse, que no hay nada predeterminado, que el hombre se hace con los otros seres humanos.
El propósito o anhelo del humanismo es asegurar lo humano del ser humano, su humanización; que no es otra cosa que la trans- formación, cambio o eliminación de todo aquello que atente y conspire contra lo humano. Es por ello que el concepto de naturaleza humana en Marx no coincide con la concepción de la filosofía.
En su lógica interna, el capitalismo impide la realización plena del ser humano cuando lo enajena, es decir, cuando el trabajo que éste realiza deja de ser la expresión física, mental y espiritual de su condición de humano y se convierte en un acto frío, mecánico, calculado, dirigido sólo al logro de un fin, el producto, la mercancía final; ser humano es degradado a una mera máquina, deja de ser lo que es, ajeno a sí mismo, como ajeno es el producto de su trabajo. En el proceso de enajenación, que es un fenómeno propio del mundo laboral capitalista, la naturaleza, los demás seres humanos, las cosas que realiza con sus manos son extraños, ajenos, separadas completamente de él, se encuentra enajenado, víctima, oprimido y excluido de un sistema que le niega su humanidad.
En los Manuscritos económico-filosóficos, Marx (1992. p.105-112) no sólo expone su concepto sobre el ser humano, al que ya hemos hecho alusión anteriormente, sino que hace referencia a la alienación o enajenación del ser humano en el trabajo y en la división del trabajo. Las características con las cuales la lógica capitalista enajena a las víctimas son las siguientes:
1.- La separación del hacedor de lo hecho: Cuanto más produce la víctima menos tiene para consumir; cuanto más valor crea la víctima, menos vale; cuanto más refinado es el producto, más vulgar y desgraciado es la víctima; cuanto más poderosa es la obra, más débil es la víctima; cuanto mayor inteligencia manifiesta su obra, más declina en inteligencia la víctima. El trabajo produce maravillas, palacios, belleza e inteligencia para los capitalistas simultánea- mente produce: privaciones y deformidad en las víctimas. Se produce una separación abismal entre el hacedor y el producto de su hacer, éste nole pertenecea él,sinoalquelocomercializa.
2.- La separación del hacedor del proceso de hacer: Del punto planteado anteriormente se desprende la siguiente interrogante, que parafraseando a Marx sería: ¿Cómo podría la víctima encontrarse en una relación enajenadaon el producto de su actividad sino se siente ya enajenado en el proceso de hacer? Partamos del hecho de que el trabajo es el medio por el cual el hombre manifiesta sus facultades físicas y mentales, pero cuando éste pierde la conciencia de si mismo se produce el extrañamiento o enajenación que a su vez convierte el acto del trabajo en algo extraño, que no es parte de su naturaleza, en consecuencia el ser humano no se realiza en el trabajo, sino que se niega a sí mismo, en este sentido, el trabajo no es creador y transformador sino que por el contrario se convierte en una carga que lo agota física y mentalmente, el trabajo se convierte pues, en una actividad ajena a él, que no le pertenece.
3.- Separación del ser humano de la naturaleza: El hombre vive de la naturaleza, ésta es en el aspecto teórico, su prolongación inorgánica y espiritual, una parte de su conciencia, su medio intelectual de vida que debe saber utilizar y vivirla. Desde el punto de vista práctico, el ser humano vive no sólo de los alimentos que le proporciona la naturaleza, sino de los objetos materiales que éste transforma para su provecho: vivienda, vestido, calefacción, medicinas, comunicaciones, etc. De esto se desprende la necesaria conservación y protección de la naturaleza (ética ecológica) ya que entre la vida física y mental del ser humano y la naturaleza existe una interdependencia, si se aliena y victimiza al hombre, éste por proyección enajena la vida de la especie y su vida, lo que se traduce en inconciencia que tiende a destruir su única fuente de sobrevivencia. Dice Marx, (1975, p.112)
El objeto del trabajo es, pues, la objetivación de la vida del hombre como especie; porque él no se reproduce ya sólo intelectualmente, como en la conciencia, sino activamente y en un sentido real, y contempla su propio reflejo en un mundo que el ha construido
El trabajo enajenado arrebata al ser humano el objeto de su producción, también le arrebata su vida como especie y transforma su ventaja sobre los animales en una desventaja, en tanto que su cuerpo inorgánico, la naturaleza, le es arrebatada.
Del humanismo radical al humanismo crítico4.- Separación del ser humano de otros seres humanos: En la afirmación anterior la víctima se enajena de su vida como especie, esto significaría que el ser humano está enajenado con los otros seres humanos. Si la separación del hacedor de lo hecho y la separación del hacedor del proceso de hacer no le pertenece al ser humano, ¿a quién pertenece entonces? La respuesta que da Marx es que pertenece a otro ser humano que no soy yo, es otro ser humano, ajeno, hostil, poderoso e independiente es el dueño de este objeto, a que ha sido degradada la víctima. Víctimas somos de alguna forma todos, víctima es un continente entero, subyugado y oprimido desde la conquista; víctima es el pueblo dependiente de los centros hegemónicos de poder; víctima es el estudiante que es sometido por el poder que ejerce sobre él el docente; víctima es el docente que no se atreve a renovar y actualizar su actuar docente como un proceso de información y no como un proceso de formación que incida en la transformación del ser humano y de la sociedad. De allí el necesario proceso de liberación, que es la liberación no sólo de las víctimas sino también y por igual del victimario, la ética de la liberación es para todos, su carácter es planetario. Todo esto nos permite afirmar la necesaria liberación del ser humano de todo aquello que lo victimiza y oprime, para que éste pueda realizar su naturaleza humana.
Estas apreciaciones sobre la naturaleza humana del adulto/adulta nos permiten comprender con mayor claridad el proceso andragógico: El término andragogía, se deriva de las voces griegas: “Andr” que significa persona adulta o no niño, y “Ago” que significa guiar o conducir; “andr y ago” significaría el adulto que es guiado o conducido; pero esta significación contradice la condición de adulto y de su libertad para educarse y auto educarse, elegir, hacer, transformar. El proceso de desarrollo de lo que hoy se denomina como andragogía, se inició en la antigua Grecia con la implantación de lo que podría denominarse como la creación de la profesión docente por los sofistas, seguido más tarde por la Academia platónica y luego por el Liceo peripatético de Aristóteles. En el medioevo, el peso del tomismo y la influencia de la iglesia, hace de la educación un proceso impositivo, quE
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